PASTAS ITALIANAS



Pasta significa masa. Constituye la dieta básica de los italianos. Dos variedades:

1.- PASTA SECA: Al principio es una masa elástica de harina, sal y agua cortada de diferentes formas y tamaños, luego se deja secar hasta conseguir una textura muy dura que se rompe fácilmente. Se elabora a partir de la harina de trigo duro. Para saber la calidad de una pasta seca pasar el dedo humedecido por su superficie, tendrá un tacto flexible y sedoso, por lo contrario la pasta de peor calidad es pegajosa y granulada (como crema). Usada cociéndola en agua o caldo hirviendo y usándola posteriormente a ser cocida (unos 8 minutos antes) mezclada con salsas o rellenos.

2.- PASTA CASERA O FRESCA: Se elabora con harina de pan, huevos, sal, aceite o agua, consiguiendo una buena afagia la cual se lamina durante unos 20 minutos estirándola con rodillo o en laminadora hasta conseguir una mezcla o lámina con nervio, elástica y poco gomosa. Se puede colorear con espinaca triturada para dejarla verde o con tomate triturado para dejarla roja. Una vez laminada y cortada, conservar en nevera hasta 3 días a + 5ºC. Dos tipos:

a)TALLARINES: Tiras finas, secas y usadas después de una leve cocción en agua hirviendo. Para su uso adecuado una vez hervidos y escurridos del agua mezclar con yema de huevo y un chorro de nata líquida; revolver bien con los tallarines y cocinar al gusto (con vinagretas, mayonesas...)

b)IN BRODO: Pasta cortada en miniatura y rellena o mezclada con queso, tomate, carnes, verduras (una especie de raviolis). Deben hervirse por 1kg de ravioli 4,5l de agua con sal. Cocer a fuego suave unos 6 minutos. Escurrir del agua, refrescar ligeramente pasta fresca se harén al dente; resulta de la cocción de entre 6 y 7 minutos dejándolos firmes y que sean de fácil masticación. Para dejarla tipo alambre hervir la pasta durante 2 minutos, pasado ese tiempo no escurrir y reposar en el agua otros dos minutos.

· RECETA PARA PASTA FRESCA:500gr de harina tamizada, una pizca de sal y 6 huevos enteros. Mezclar la harina con la sal. Añadir y mezclar amasando la pasta. Una vez amasada añadir 75gr de aceite de oliva, mezclar y dejar reposar 24 horas. Pasado ese tiempo amasar, laminar en una laminadora hasta que tense la masa para conseguir dejarla fina. Una vez laminada y cortada al gusto espolvorear con harina. Reposar en cámara dejando la pasta estirada hasta 4 días.

LA PASTA SEGÚN SUS CORTES PUEDE SER:

1. ESPAGUETI: Hilos finos de pasta que pueden alcanzar grandes longitudes.

2. FETUCCINI Ó TAGIATELLE: Tallarines finos de 6mm de ancho elaborados con harina de trigo duro.

3. TALLARIN: Misma forma que la anterior pero elaborado con pasta casera.

4. LASAÑA: Tira ancha rectangular de pasta seca o fresca.

5. TORTELINI U OMBLIGO DE VENUS: Trozos de pasta rellenos de queso, verduras, carne...

6. RAVIOLI: Pasta rellena de forma cuadrada y diminuta unida en sus laterales por yema de huevo.

7. CANELONES: Pasta cuadrada que una vez rellena se convierte en tabular.

8. MACARRONES: De pasta dura y hueca. Diferentes formas suelen ser cilíndricas, con forma de caracol, rayados...

9. FIDEO FINO: Láminas o hilos muy finos de pasta dura.

10. FIDEO HUECO: Fideo gordo calado con la medida de una aguja. Usado para fideuás.

Existe una gran variedad de pasta, las cuales son elaboradas con diferentes ingredientes, proporciones de los mismos y diseños. La mayoría de las pastas se obtienen a través de harina de trigo, aunque algunas son elaboradas con harina de arroz, patatas o sémola de judías-fríjoles. La harina integral también es apropiada aunque para ello es necesario aportar a la masa, mayor cantidad de agua. La masa de la pasta es muy consistente. Si la comparamos con la masa para elaborar pan, podremos observar que un 25% del peso total de la pasta es agua, por un 40% presente en la masa del pan. El color y sabor de la masa para obtener pastas se puede cambiar añadiendo a la misma una variada selección de ingredientes, como pueden ser espinacas frescas muy picaditas, pasta de tomate (tomate concentrado), jugo de zanahorias o una amplia variedad de hierbas. Cada estilo de pasta posee un nombre que la identifica. Aquí te añado una pequeña selección de los estilos más comunes.

La pasta generalmente se adquiere en su variedad seca. La mejor pasta seca está hecha con semolina. Ésta posee un gran contenido proteínico y es extraída de la parte más rica de los granos de trigo. En cambio pastas de menor calidad son conseguidas a través de ingredientes como la farina y harinas blandas.


Tener en cuenta las siguientes precauciones:
· Esta debe de poseer un claro color amarillo, y que no desvaríe de grisáceo a blanco.
· La pasta debe de estar dura y quebradiza. Cuando se quiebre debe de sonar con un sonido limpio, afilado y seco.
· Cuando la pasta se cocine, ésta debe de mantener su forma. La pasta de pobre calidad generalmente, se reblandece en exceso y se vuelve pastosa.


Preparando Una Buena Masa De Pasta
La harina que emplees debe poseer un alto contenido de gluten; es mejor para obtener una pasta firme y vigorosa. El gluten es una proteína. Cuando a ésta se le añade el agua se transforma en una masa elástica y muy fácil de moldear.

· Pasta al huevo:

Para obtener una masa con un peso aproximado de 300 gramos debemos de emplear los siguientes ingredientes.
- 255gr. de harina para el pan.

- Un pellizco de sal.
- 1 huevo fresco de tamaño grande (72grm aprox.)

- 15ml de aceite de Oliva.

Mezclar la harina y la sal en un recipiente. En el centro de la harina abre un agujero y añades el huevo y aceite de Oliva. Dándole vueltas con el dedo a la harina que está más cerca del huevo, únela al mismo hasta que todo se convierta en una masa y continúa amasándola hasta que esté suave y elástica. Posteriormente lía la masa en un plástico transparente dejándola reposar durante unos 45 minutos antes de que sea amasada. Si ésta queda muy seca, añade unas gotas de agua.



- Pasta a las hierbas: A la mezcla anteriormente citada, añádele 15 gramos de hierbas frescas, como por ejemplo perejil, albahaca, menta o hierba buena.
- Pasta con romero: Es el mismo proceso que la pasta a las hierbas. Debes de utilizar las hojas más largas y estrechas del romero. Y debido a su sabor y perfume particularmente fuerte, usa una cucharadita de café(5gramos) y no 3 cucharaditas de café (15gramos).
- Pasta de espinacas: Añade 50 gramos de puré de espinacas. Ésta debe de estar cruda. Debido a que la espinaca posee una gran cantidad de agua, debes de añadir a masa original de la pasta, 100gramos suplementarios de harina o quizás algo más para que la pasta quede suficientemente seca.

Reglas para la cocción de la pasta:

1. Usa gran cantidad de agua salada para cocinarla. Como mínimo 1 parte de pasta por cada 10 de agua. La pasta debe de moverse libremente durante toda la cocción. Nunca debe estar unida ni apelmazada. Gran volumen de agua proporciona una cocción por igual de toda la pasta, y permite la dispersión del almidón.
2. Añadir una pequeña cantidad de aceite previene que la pasta se pegue una con otra.
3. Remover la pasta durante el tiempo de cocción previene igualmente que ésta se pegue una con otra.
4. Cocínala hasta que la pasta esté "al dente".
5. Una vez cocinada escúrrela y sírvela inmediatamente.
6. Si la pasta no va a ser usada inmediatamente recuerda que debes:
- Enfriar la pasta inmediatamente después de cocinada para parar el proceso de cocción.
- Escúrrela inmediatamente para evitar mayor absorción de agua.
- Almacénala en pequeñas cantidades con un poco de aceite impregnado en ellas para evitar que se pegue una con otra.
- El recipiente de almacenamiento debe de estar bien cerrado para evitar que se seque la misma.
- Para calentarla nuevamente utiliza agua salada, el microondas o refríela en la sartén con un poco de mantequilla.


Si nos dirigimos a la Enciclopedia Gastronómica Larousse, en ella encontramos lo siguiente: al dente = expresión italiana que se traduce literalmente al diente. Indica el punto correcto de cocción para la pasta, la que debe de estar lo suficientemente firme para ser mordida. Esta expresión también es aplicable a algunos vegetales, como las judías verdes, las que después de ser cocinadas deben de mantenerse crujientes. La expresión al dente se aplica a la pasta que no está al 100% cocinada. Si cortamos verticalmente un espagueti y lo aumentamos, podremos observar que está al dente cuando su núcleo no está aún cocinado.
Pasta "Al dente"


Salsas para la pasta:
Existe una gran variedad de salsas que pueden ser utilizadas para acompañar la pasta. La única función de las mismas es la de dar sabor y camuflar la insipidez que de por sí sola tiene la pasta.

A continuación las salsas más tradicionales y la descripción de las mismas.

· Napolitana: Básicamente, ésta es una salsa de tomates a la que se le puede añadir una serie de vegetales, como puede ser zanahorias, cebollas y apio todo ello muy bien picadito. Esta salsa se enriquece con un chorro de vino que dependiendo de los gustos, puede ser blanco o tinto.
· Bolognesa o Ragu: Ésta es una salsa con carne picada. Su forma tradicional admite que a la misma se le añada higaditos de pollo troceado, todo esto acompañado con una salsa de tomate y vegetales, prácticamente igual a la anteriormente mencionada Napolitana.

· Marinera o Marinara: Salsa preparada con productos del mar con una base de salsa de tomate y aromatizada con diferentes hierbas frescas y especias (perejil, albahaca, clavo, y ajos frescos).


· Pesto: Los ingredientes principales de esta salsa son la albahaca fresca, ajos, piñones, zumo de limón, aceite de oliva y queso parmesano, todo ello hecho puré y muy bien ligado.

· Carbonara: Tradicionalmente la carbonara era una salsa compuesta principalmente por un poco de aceite y unos huevos crudos batidos, los cuales se añadían a la pasta. Actualmente esta salsa es más sofisticada y está compuesta por beicon bien frito en aceite de oliva, nata líquida, queso parmesano y un huevo crudo, el cual se liga con la pasta y la salsa unos segundos antes de ser servida.

El toque final de todas las salsas es el queso rallado, a ser posible queso parmesano. Y para darle un toque de color a la misma se espolvorea con perejil muy picado.


Cómo se cocina

Se recomienda cocer la pasta en abundante agua, como mínimo un litro por cada cien gramos de pasta. De esta forma, se evitará que se pegue o se apelmace, haciéndose una bola o quedando adherida en el fondo de la olla.
Es preferible utilizar una olla larga y baja, para recoger todo el calor posible del fogón. Y nunca taparla.
No olvidar la sal, unos 10 gramos por litro, apenas se haya colocado la olla sobre el fuego. La llama debe ser fuerte, ya que el punto de ebullición es una prioridad.
Con la ebullición se añade la pasta, poca cantidad cada vez. Asimismo, existe la costumbre de poner una cucharada sopera de aceite de oliva en el agua hirviendo, para evitar que la pasta se pegue, sobre todo en los espaguetti, que tienden a liarse unos con otros.
Una vez echada la pasta, habrá que bajar el fuego. El tiempo recomendado de cocción variará según el tipo de pasta. Es habitual que en el envoltorio o envase de cada producto, si fuera el caso, conste el tiempo de cocción, aunque con frecuencia sólo sirva de orientación.
El modo más simple de confirmar el punto de cocción es probarla, y así determinar si se ha conseguido el tan discutido “al dente”. Y, ¿por qué al dente? Se defienden, los italianos, argumentando que bajo ningún concepto responde a un capricho italiano, sino a la justa medida que consigue aunar mejor sabor y buena digestión.
Superada la prueba de fuego, antes de escurrir la pasta, conviene echar un vaso de agua fría en la olla para reafirmar la cocción, una operación importante para impedir que la pasta se ablande o se deshaga.
No se debe enjuagar la pasta en agua fría a menos que se utilice para ensaladas o recetas de platos fríos.
Se puede conservar en un recipiente el agua, ya escurrida la pasta, utilizándola para diluir una salsa, por ejemplo. Asimismo, resulta útil para calentarla de nuevo, vertiendo un poco sobre el producto restante del colador, y evitando utilizar otros métodos más habituales.
Otro medio extendido es calentar el plato en el que se servirá la pasta, para que conserve mejor el calor. Se puede calentar en el horno microondas o en un horno normal. De este modo, la pasta también recupera el calor y no pierde textura.
Si la pasta se mezcla en la olla, es mejor emplear una cuchara de madera antes que una de metal. Por último, se aconseja servir el plato de pasta muy caliente.
En el recipiente o plato en que se vaya a servir, primero va el queso rallado, si es que la receta incluye este ingrediente; a continuación, la pasta; y, por último, la salsa, servida aparte. Con el calor de la pasta, todo se fundirá y se amalgamará resaltando aromas y sabores. Y, sin más espera, de inmediato, a la mesa. Sobre todo, que no se enfríe.

Tipos
Hay infinidad de tipos de pasta, en formas y variedades. Más de 150 son producidas en Estados Unidos.
La pasta no ha cesado en su intenso ritmo de desarrollo y creatividad, ya que innova de forma constante desde sus orígenes, hace ya más de 7.000 años, ofreciendo un soporte ideal en manos de los nuevos talentos de la gastronomía.
Haría falta un manual para definir cada clase, de ahí la inicial confusión que reina entre usuarios y consumidores, que terminan por manejar con soltura el bilingüismo, italiano-español, para entenderse. Junto a los sempiternos espaguetis y macarrones, se encuentran la lasaña, los canelones y mil y una pequeñas formas de fantasía, que barajan otros tantos términos, de las opciones más clásicas a las más modernas. Muchas de ellas conservan su nombre italiano, con claras alusiones a su forma. La lista, inacabable, se extiende según se profundiza en el recetario autóctono de las distintas regiones italianas. Por otra parte, se podría hacer una distinción por la capacidad de absorción que ofrece cada variedad.
Así, por tamaño, las más largas incluyen lasañas, tallarines, canelones, macarrones y espaguetis. Entre las cortas, ejemplos como ñoquis, farfalle, pipe, espirales, en un auténtico derroche creativo. En este apartado, conviene poner atención en el tipo de salsa más adecuada. Por lógica, las salsas más líquidas ligarán mejor con las pastas estriadas o espirales, mientras que las espesas lo harán con pastas más lisas. Las huecas serán perfectas para combinar con gambas, carne o guisantes.
Las sopas irán acompañadas de pasta de menor tamaño, entre las más conocidas, los fideos, letras, anillos o estrellas. Es preferible hervirla aparte, en agua con sal y, escurrida, añadirla a la sopa.
En la modalidad de pastas rellenas, los más conocidos son los raviolis y los tortellinis. Los primeros, de forma cuadrada; los tortellinis, circular, formando un anillo. Se pueden encontrar ya rellenos de carne, queso o verduras, aunque también de pescado. Se hierven en agua con sal o tan sólo con el vapor de agua.
Se suelen preparar con un poco de mantequilla derretida y espolvoreados con queso. Asimismo, admiten la propuesta de una salsa acorde con su relleno. Existen variedades industriales, secas y frescas, integrales, coloreadas y asiáticas (de arroz y de cristal). Las frescas resultan las más indicadas para su consumo inmediato, si bien las más estimadas son las de elaboración casera.



Los ingredientes básicos para preparar una buena pasta casera son 400 g de harina de trigo, 4 huevos frescos enteros (de 55 a 60 g), 1 cucharadita de sal fina y de 1 a 2 cucharadas de aceite de oliva. La receta mejora cuando, en lugar de huevos, se incluye la misma proporción en yemas.
La pasta se echa en el agua, que hervirá ligeramente, presionándola a través de una manga pastelera con boquilla o picándola con un cuchillo desde una tabla humedecida.
Los ingredientes de la masa se trabajan a mano sobre la superficie de trabajo. No se debe amasar toda la harina desde un principio; mejor ir añadiendo según se precise y mientras la pasta esté blanda. Si, por el contrario, queda demasiado dura, se puede ablandar con una cucharada de agua fría. Para obtener pasta sin huevo, sólo hay que sustituir este ingrediente por más agua y aceite. En este caso, puede salir más quebradiza y difícil de extender.
La pasta debe amasarse, por lo menos, durante diez minutos, aplastándola con la mano plana, plegándola y volviendo a aplastar, hasta obtener una masa elástica, fina y brillante. Para colorearla, se suele emplear hierbas picadas, puré de espinacas o remolacha, también azafrán o puré de tomate espesado. Otras versiones bien recibidas en la cocina creativa son la pasta de chiles, de gambas, negra (de tinta de calamar), de finas hierbas o de ajo, aunque en este apartado, cualquier sugerencia siempre goza de buena reputación.

Tras dejar reposar la pasta durante una hora en un lugar caliente, y cubierta con un cuenco, luego sólo hay que extenderla sobre una superficie enharinada y, secada durante unos instantes, plegarla sin apretar y cortarla en tiras con un cuchillo bien afilado.
Las máquinas para pasta , que amasan y extienden la masa, acortan el tiempo de elaboración y eliminan el de reposo. Además, la pasta fresca no necesita más que entre 3 y 5 minutos de cocción. Por este motivo, en la rellena, hay que cocer previamente el relleno, que acepta las más diversas propuestas.

Compañeros de plato
Para los amantes de la buena pasta, ésta resulta siempre bien, tanto a solas o rociada con un toque de aceite de oliva, o también en compañía, de quesos, salsas, cremas o condimentos.
Entre los quesos, existen tantas posibilidades como tipos de pasta: queso fresco, mozzarella, fontina, mahón, parmesano, pecorino, cacciocavallo, fiore sardo, gorgonzola, gruyère, emmenthal, appenzeller, sbrinz, chester cheddar, gouda, edam, roquefort, queso de los pirineos o feta, por mencionar algunos, aunque este punto merecería un capítulo aparte, por su buena sintonía con multitud de platos y productos.
De todos ellos, el parmesano, ligero y pobre en grasa, es el que ha desplazado a los demás. Se ha impuesto por la sencilla razón de que no se deshilacha al fundirse y permite que la pasta se coma sin problemas, suelta y ligera. Nada mejor que emplear un queso recién partido, que ofrece el sabor óptimo, para rallarlo, esparcir virutas o espolvorear por encima para lograr la deliciosa costra en los platos gratinados.
Más allá de la frontera italiana, existen otras combinaciones de estos dos elementos, como los gorrioncitos alemanes, los botoncitos suizos o las albóndigas, ñoquis y croquetas alpinos. En estas recetas, se emplea queso gruyère, bergkäse y emmenthal.
Los condimentos y la salsa son los otros clásicos que por lo general se asocian a la pasta. Las hierbas más típicas son albahaca, perejil, orégano, romero, perifollo, cebollino, salvia y tomillo.



A la pasta le sobran motivos para ser una de las preferidas por el consumo. Saludable y del todo recomendable, es la mejor fuente energética para el hombre, ya que proporciona una cantidad muy importante de hidratos de carbono, proteínas y tiene un bajo contenido en grasas.
La pasta de trigo duro contiene las vitaminas del grupo B, además de vitamina E. Las vitaminas B son esenciales para el metabolismo de hidratos de carbono y grasas, mientras que la vitamina E mantiene joven el corazón, arterias y venas.
Asimismo, la pasta de trigo duro contiene la mejor fibra dietética. La fibra de la pasta es uno de los mejores laxantes naturales. Si el azúcar es la única fuente de energía para el cerebro y los tejidos nerviosos, el mejor azúcar para nuestro organismo procede del almidón de la pasta, ya que por sus características produce menor aumento de azúcar en la sangre.
Por otro lado, recientes estudios sobre las bondades de la pasta dan como resultado la recomendación de una dieta a base de hidratos de carbono para adelgazar y recuperar agilidad muscular.
Por cierto, la pasta no engorda; en todo caso, lo hacen sus compañeros de plato, quesos, salsas, bechameles, nata, crema de leche y algunos otros de mayor consistencia. Una ración de 100 gramos de pasta (ración abundante) contiene menos de un gramo de grasa y, aproximadamente, una cuarta parte de las necesidades de hidratos de carbono de la dieta ideal. Además, es un producto de fácil digestión pero lenta asimilación, lo que retrasa el estímulo del hambre y el deseo de comer.

Se trata de un producto perfecto para deportistas. Por ejemplo, el plato de espaguetis a la napolitana (con tomate y aceite de oliva) reduce el nivel de colesterol y previene los cálculos renales, es bueno para mantener la silueta y rejuvenece el corazón. Es la dieta ideal para un atleta durante el entrenamiento y antes de una competición, ya que acumula reserva de energía (glucógeno).


Otra de las ventajas de la pasta es que combina perfectamente con la mayoría de los condimentos y sabores, además de con otros estilos de cocina, por ejemplo, la mexicana, la española y, por descontado, la italiana, si bien es frecuente encontrar este ingrediente en casi todas las cocinas, sin límite de fronteras.
En países avanzados, donde se maneja mucha información sobre nutrición y alimentación, se ha incrementado el consumo de pasta de forma considerable. Una tendencia alcista que confirma mayor cultura gastronómica e interés generalizado sobre las cualidades de los productos y su estrecho vínculo con la salud.

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